El viaje comienza con cambios. La salida de la Ciudad de Mendoza será por la Ruta 7 hacia el este, hasta la Ruta Nacional 153, elección forzada por el estado de abandono de la 40 en la provincia: destruida, sin carpeta asfáltica, ripio grueso, alto, imposible de transitar con un auto bajo. La época no es la óptima, en octubre aún se producen nevadas importantes, muchos manchones de hielo (obligatorias cadenas en rutas desoladas), tránsito a paso de hombre.

Al tomar el empalme con la RN 153 el camino emprende su travesía por regiones secas.

El paso por Ñacuñán es casi un suspiro, probablemente para quien no conoce la zona, el caserío pase desapercibido, todo se tiñe de sepia. El pueblo fue mortalmente atacado y casi abandonado desde la desaparición del ferrocarril en 1.993. Son apenas unas 16 casas. Ñacuñán es el nombre pehuenche Neyku-ñan, del último cacique de Malargüe, aliado de San Martín que significa ‘águila blanca’, o mejor ‘Duro como un aguilucho’, como la gente del paraje.


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La ruta nacional 40 es la más larga del país. Une Cabo Vírgenes en Santa Cruz, con La Quiaca de Jujuy en sus 5.224 Km. Corre paralela a la Cordillera de los Andes. Encuentra en su itinerario varias regiones turísticas, Parques Nacionales, 11 provincias; es un emblema argentino.

Ha cambiado varias veces su recorrido, absorbiendo rutas provinciales y cediendo tramos, en la zona de Río Negro y Chubut corrigió su traza e incorporó el Camino de los 7 Lagos a su trayectoria. (Decreto 1595/79).

Explorar la RN 40 es una vivencia para disfrutar, saborear. Serán al menos dos etapas. La primera desde Mendoza –poseía el antiguo Km 0- hacia el sur, la segunda hacia el norte más adelante. En sus comienzos fue dividida en 40 Norte y 40 Sur por su extensión.


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