Desvíos opcionales: encantos por descubrir.
Published by desafiandorutas under ruta 40 on 0:16El camino continúa, la 40 atrapa. Aparece el sol. Un cartel invita a visitar el casco de la Estancia Leleque , propiedad de la firma Benetton. Allí se encuentra un pintoresco Museo en las instalaciones de la compañía de Tierras del Sud (Southern Land Co.) creada por los ingleses en 1889. El rumor constante del viento envuelve todo. El Museo está cerrado los miércoles, es miércoles. No hay información en la ruta de los días y horarios de visita. Los kilómetros para llegar al viejo almacén de ramos generales no estaban en el mejor estado. Una pena. Dos horas perdidas.
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Estancia y Museo Leleque, instalaciones de la vieja Argentine Southern Land Company (siglo XIX). No abre los miércoles |
Nuevamente en la 40. Frente a la entrada del Museo, el camino a Cholila. La decisión de salir del itinerario original y probar otra manera de llegar a Esquel, aquí la 40 es una línea de asfalto que corta la estepa.
Alrededores de Cholila, indescriptible rincón con sus salvajes picos de azules y verdes infinitos. Refugio del legendario Butch Cassidy y su socio Sundance Kid. |
El camino por Cholila es una aventura, pasar por un indescriptible rincón de la cordillera de los Andes Patagónicos, lugar que muchos denominaron como la región de los "césares". Sus salvajes picos de azules y verdes infinitos, mueve el corazón del franco expedicionario, amante de la naturaleza más pura y agreste. Pórtico al Parque Nacional Los Alerces, uno de los más espectaculares, camino a Esquel.
Abandonando la 40 se torna difícil transitar por el camino de ripio áspero, sin embargo se puede observar toda la belleza del valle de las Nutrias. Tierra, ripio.
Cholila, en lengua mapuche "Valle Hermoso", recibe a sus visitantes con bellos paisajes en el camino al Parque. Atrás quedan las historias de Robert Parker y Harry Longabaugh, conocidos como: Bucht Cassidy y Sundance Kid, forajidos que junto con Etta Place llegaron en 1902 y compraron una estancia en las cercanías.
Los bosques de alerces, coihues, canelos y caña coihues escoltan hasta el Lago Rivadavia. Nuevamente llovizna y los paisajes se esconden en la garúa.
Lago Rivadavia. Extraña alucinación de brisa del lago en la piel y grises en la mirada. |
Las nubes se dispersan, quizás para permitir el asombro se apodere de quien ve las montañas recostarse sobre el Lago Futalaufquen. |
Existen numerosos ríos, lagos y lagunas, cascadas, y glaciares a gran altura. Si bien el parque cuenta con 9 lagos, - Futalaufquen, Menéndez, Rivadavia, Krügger, Verde, Cisne, Stange, Chico y Amutui Quimei (embalse)-, la ruta bordea tres: Rivadavia, Verde y el Futalaufquen. Forman parte del basto sistema lacustre del Parque.
Bello Lago Verde, selva valdiviana, lluvia persistente, aguas color esmeralda son escenario para soñar. |
Los lagos forman un ramillete que encierra al Lago Verde, perla entre los lagos patagónicos. Es dificultoso ubicarlo por su tamaño, es pequeño, pero atrae el mito de su color que contagia al Río Arrayanes teñido de color esmeralda. Nieva y hay que seguir.
Esmeraldas, verdes, blancos, canelas se conjugan mágicamente. Río Arrayanes, paleta de un pintor |
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